2 No toma placer el necio en la inteligencia, Sino en lo que su corazón se descubre.
3 Cuando viene el impío, viene también el menosprecio, Y con el deshonrador la afrenta.
4 Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre; Y arroyo revertiente, la fuente de la sabiduría.
5 Tener respeto á la persona del impío, Para hacer caer al justo de su derecho, no es bueno.
6 Los labios del necio vienen con pleito; Y su boca á cuestiones llama.
7 La boca del necio es quebrantamiento para sí, Y sus labios son lazos para su alma.
8 Las palabras del chismoso parecen blandas, Y descienden hasta lo íntimo del vientre.
9 También el que es negligente en su obra Es hermano del hombre disipador.
10 Torre fuerte es el nombre de Jehová: A él correrá el justo, y será levantado.
11 Las riquezas del rico son la ciudad de su fortaleza, Y como un muro alto en su imaginación.
12 Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, Y antes de la honra es el abatimiento.
13 El que responde palabra antes de oir, Le es fatuidad y oprobio.
14 El ánimo del hombre soportará su enfermedad: Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?
15 El corazón del entendido adquiere sabiduría; Y el oído de los sabios busca la ciencia.
16 El presente del hombre le ensancha el camino, Y le lleva delante de los grandes.
17 El primero en su propia causa parece justo; Y su adversario viene, y le sondea.
18 La suerte pone fin á los pleitos, Y desparte los fuertes.
19 El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte: Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.
20 Del fruto de la boca del hombre se hartará su vientre; Hartaráse del producto de sus labios.
21 La muerte y la vida están en poder de la lengua; Y el que la ama comerá de sus frutos.
22 El que halló esposa halló el bien, Y alcanzó la benevolencia de Jehová.
23 El pobre habla con ruegos; Mas el rico responde durezas.
24 El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo: Y amigo hay más conjunto que el hermano.