2 Y exclamó Job, y dijo:
3 Perezca el día en que yo nací, Y la noche que se dijo: Varón es concebido.
4 Sea aquel día sombrío, Y Dios no cuide de él desde arriba, Ni claridad sobre él resplandezca.
5 Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; Repose sobre él nublado, Que lo haga horrible como caliginoso día.
6 Ocupe la oscuridad aquella noche; No sea contada entre los días del año, Ni venga en él número de los meses.
7 Oh si fuere aquella noche solitaria, Que no viniera canción alguna en ella!
8 Maldíganla los que maldicen al día, Los que se aprestan para levantar su llanto.
9 Oscurézcanse las estrellas de su alba; Espere la luz, y no venga, Ni vea los párpados de la mañana:
10 Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, Ni escondió de mis ojos la miseria.
11 ¿Por qué no morí yo desde la matriz, O fuí traspasado en saliendo del vientre?
12 ¿Por qué me previnieron las rodillas? ¿Y para qué las tetas que mamase?
13 Pues que ahora yaciera yo, y reposara; Durmiera, y entonces tuviera reposo,
14 Con los reyes y con los consejeros de la tierra, Que edifican para sí los desiertos;
15 O con los príncipes que poseían el oro, Que henchían sus casas de plata.
16 O ¿por qué no fuí escondido como aborto, Como los pequeñitos que nunca vieron luz?
17 Allí los impíos dejan el perturbar, Y allí descansan los de cansadas fuerzas.
18 Allí asimismo reposan los cautivos; No oyen la voz del exactor.
19 Allí están el chico y el grande; Y el siervo libre de su señor.
20 ¿Por qué se da luz al trabajado, Y vida á los de ánimo en amargura,
21 Que esperan la muerte, y ella no llega, Aunque la buscan más que tesoros;
22 Que se alegran sobremanera, Y se gozan, cuando hallan el sepulcro?
23 ¿Por qué al hombre que no sabe por donde vaya, Y al cual Dios ha encerrado?
24 Pues antes que mi pan viene mi suspiro; Y mis gemidos corren como aguas.
25 Porque el temor que me espantaba me ha venido, Y hame acontecido lo que temía.
26 No he tenido paz, no me aseguré, ni me estuve reposado; Vínome no obstante turbación.